miércoles, 14 de marzo de 2007

Work sucks

Ayer volví a ver "Enredos de oficina" ("Office space", en el original). Es increíble lo bien que captó el director, desde el punto de vista irónico y algo exagerado (solamente algo), las situaciones que ocurren en una empresa de sistemas. Y me retrotraje a aquella situación ocurrida en una de las tantas empresas por las que pasé...

Trabajábamos de lunes a viernes, y el sábado medio día. Obviamente, el sábado se usaba prácticamente para boludear pasar el tiempo. El viernes salíamos de joda, así que los sábados llegábamos entre las 10:30 y las 11:00. Un día nos anunciaron que habían estado consultando con expertos en eficiencia (sí, como en la película), y que llegaron a la conclusión de que era necesario hacer un corte de dos horas en la jornada laboral, así que forzosamente teníamos que evaporarnos de la oficina entre las 13:00 y las 15:00. Y agregaron que el beneficio que iba a traer esto iba a ser que no tendríamos que ir más los sábados.

Entre los más antiguos (y mal pensados) nos dimos cuenta de que existía una alta probabilidad de que apenas se atrasara algo nos pidieran que fuéramos a trabajar los sábados, así que acordamos decir que no, que teníamos otros compromisos/actividades y que no podríamos ir los días sábados.

Parece ser que la videncia funcionó muy bien, porque el viernes de esa misma semana nos llamaron a mí y a un programador "preguntándonos" si podíamos ir el sábado. El programador, más inexperimentado, cedió con relativamente poca presión (bah, dijo "Y bueno... sí, vengo."). Cuando me tocó el turno, respondí con un rotundo "No, no puedo, tengo un compromiso que no puedo cancelar.". El caradura de mi jefe (bah, un pelotudito inepto hijo del dueño, que se regodeaba en infundir miedo para tapar su falta de don de gentes) tuvo el descaro de decirme "Ah... ¿y es un compromiso muy importante?", a lo que respondí "Sí, sí, es muy importante", como si mi vida dependiera de ello. De hecho, era muy importante: dormir hasta que se me diera la gana y rascarme las bolas gónadas hasta cansarme.

Resultado: disfrutar de un fabuloso sábado, sabiendo que de tanto en tanto uno puede salirse con la suya a pesar de la maquinaria corporativa.

1 comentarios:

Anónimo dijo...
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