jueves, 8 de marzo de 2007

Teatro-reality

Jueves, tarde. Llueve. La humedad se hace sentir en el ambiente. El único consuelo es pensar en el fin de semana que está próximo. De fondo se escucha un mix musical que por momentos pareciera llevarme al límite de la insanía. Pero todo se disipa pensando en el fin de semana que casi llega. Hasta que se empieza a escuchar el ritual diario...

Clac clac clac, suena el teclado de ella, acompañado por una risita tonta. "Boluda, ¡dejá de chatear y ponete a laburar!", suena una voz masculina. Y agrega "¡Estuviste pelotudeando todo el día!". Ella responde, con la voz alterada por la ofensa "No me digas eso, si hoy no pelotudeé, y tengo casi todo listo". Él replica "Pero boluda, si desde hoy que estás chateando con tu amiga, y después se me atrasa todo". Ella replica, con una voz-llanto digna de Cipe Lincovsky "Ay, no me digas así, sos re-injusto...". Después, silencio. Calma tensa, que podría cortarse con un cuchillo. Diez minutos después, ella estalla en una carcajada, al tiempo que profiere un "DICE MI AMIGA QUE LE MANDES LA FOTO DEL FIN DE SEMANA". Así habla, en mayúsculas. Parece que cuando se emociona, no distingue entre diferentes tonos de voz. Solamente sabe gritar. Y él le festeja. Siempre es así. Y ya me cansé. Saco la pistola que tengo guardada en mi bolso desvencijado (no por el uso, sino porque vino flojo de costuras de fábrica). Y apunto. Y me doy cuenta de que todas esas horas jugando al Duke Nukem no fueron en vano, porque acierto a la frente de cada uno al primer disparo. Después vuelvo a mi silla, tranquilo, sabiendo que le hice un bien a la humanidad. Los demás se acercan y me saludan calurosamente. Otros aplauden. Otros miran a la distancia.

De repente siento un sacudón, como si me hubiera caído de algún lado. Clac clac clac, suena el teclado de ella, acompañado por una risita tonta. Maldiciendo mi suerte, me doy cuenta de que otra vez volví a quedarme dormido en la oficina.

[Telón]

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