Al final...
... no era para tanto. A veces hay que frenarse dos segundos, pensar, y recién después hablar. Los demás no tienen la culpa de que uno esté medio loco.
Equilibrio, hijos míos... equilibrio.
... no era para tanto. A veces hay que frenarse dos segundos, pensar, y recién después hablar. Los demás no tienen la culpa de que uno esté medio loco.
Equilibrio, hijos míos... equilibrio.
Publicado a las 11:22 a. m.
Categorías: reflexiones
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