jueves, 7 de diciembre de 2006

M'hijo el dotor

A continuación reproduzco una situación que involucra a tres personajes distintos:

  • J: Jefe de Laboratorio Farmacéutico
  • V: Visitador médico
  • M: Médico (o medicastro, en este caso)
(En el Laboratorio)
J: V, este mes estuvimos bajos de ventas... Tenemos que subir... Ya sabés qué hacer.
V: Ok, de acuerdo.

(En el consultorio médico)
V: Dr. M... ¡Siempre un gusto volver a verlo!
M: ¿Qué hacés, querido?
V: Todo bien, acá en la lucha...
M: Decime, ¿qué puedo hacer por vos?
V: Bueno, mirá... Este mes anduvimos bajos de ventas del producto "P"...
M: Ajá...
V: Sí... Y bueno, estaríamos necesitando que por lo menos se le recete una caja de "P" a por lo menos 30 pacientes, viste...
M: Ajá...
V: Así que... bueno... yo sé que vos sos un profesional responsable y no vas a recetar cualquier cosa... Y que sabés la calidad de nuestros productos...
M: Por supuesto...
V: Y bueno, pensé que podrías ayudarnos en eso... El Laboratorio tendría una atención con vos, naturalmente. ¿Cómo podríamos compensarte?
M: Mirá... Ando con ganas de vacacionar en Punta del Este con la familia, este año...
V: Ajá... ¿Cuántos serían?
M: Mi esposa, los dos chicos y yo... con todo pago, claro.
V: Por supuesto. Listo, queda hecho. A medida que vayas recetando, pasame los datos de cada paciente, así el Laboratorio los contacta para confirmar.
M: De acuerdo.

Esta situación, que parecería el summum de la corrupción de los "profesionales" de la salud, lamentablemente no es más que la moneda común de hoy en día...

¿Lamentable? Sí
¿Repugnante? También
¿Inevitable? NO

Empecemos a abrir los ojos... Y empecemos a darnos cuenta de que tal vez uno solo no puede hacer mucho, pero si se suman los esfuerzos, se puede cambiar, y mucho...

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