miércoles, 13 de diciembre de 2006

Una moneda

Ayer estaba almorzando y en menos de 10 minutos pasaron dos chiquitos vendiendo: uno vendía calcomanías de esas que vienen en plancha, y otro vendía "El ángel de lata", la revista que hacen los chicos de la calle.

Yo me pregunto ¿por qué será que uno está tan acostumbrado a mover la cabeza negativamente cuando pasa quien sea vendiendo algo? ¿Será que nos hemos autoprogramado tanto que cuando vemos que alguien se acerca a vender le decimos que no antes de saber qué vende?

Sí, ya sé: uno no puede comprarle a todo el mundo, pero no cuesta nada ayudar con 2 mangos a un chiquito que pasa vendiendo una revista o darle una monedita al que vende calcomanías. Me dicen "pero eso se lo dan a los padres, que se lo gastan en vino". Claro; es más que probable que sea así, pero si un billete de 2$ o una moneda de 1$ puede evitar que a un nene de 6 o 7 años lo caguen a palos, bien lo vale.

Pongámonos de acuerdo: si piden, chillamos porque piden; si venden, chillamos porque venden.

Al final ¿qué mierda queremos?

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