Hoy hablé

Sí. Te dije lo que me pasaba. Me costó. Horrores. En la mente y en el cuerpo. Pero hablé. Como pude. Me salió el 30% de lo que pensé todo este tiempo. Pero hablé. De pedo. Casi ni llego a hablar. Y sí, estás con otro. Y sí, aunque lo sabía, igual me cayó como una patada. Pero hablé.

¿Y qué pasó? ¿Te enojaste? ¿Me odiaste? ¿Me miraste como si yo fuera la última basura? NO.

Tal vez mi mensaje no fue claro. Pero hablé. Ahora sabés lo que me pasa, lo que siento. Y te agradezco por haberme escuchado. Hubiera querido decirte más cosas, pero me salió lo que me salió.

Ahora llega el tiempo de moverse. No hay vuelta atrás. No es tiempo de culpa por lo no dicho, sino de responsablidad por lo dicho.

Aunque una lágrima esté ahí empujando por salir, la muy guacha. Y aunque sienta que se me muere algo. Y aunque sienta que tendría que haberme preparado mejor. Ya está.

Hoy hablé.