domingo, 19 de noviembre de 2006

Tacto

La realidad demuestra que, si bien es necesario manejarse con tacto, se debe evitar por todos los medios caer en el tacto excesivo.

Una cosa es expresar las ideas propias sabiendo que pueden tener cierto grado de error, y otra muy distinta es expresar las ideas al tiempo que se pide disculpas por expresarlas. Esto último implica que se le está dando más peso a la idea ajena que a la propia y, a largo plazo, conduce a desequilibrios físicos y psíquicos.

Lo peor de todo es que por más tacto que se ponga en la expresión de las ideas, la opinión ajena no variará. Por lo tanto se puede concluir que las ideas deben expresarse con una justa y necesaria dosis de tacto; el exceso sólo producirá desgaste interno y deberá evitarse a toda costa.

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